Una granja en la escuela es una ocasión estupenda para que los niños experimenten lo que se conoce como aprendizaje por descubrimiento, que consiste en que conozcan el medio rural y la naturaleza a través del contacto directo con los animales. Los pueden tocar, investigar y observar, entendiendo mejor cuál es su comportamiento y su utilidad para el ser humano. Aprenden de la propia experiencia, es decir, de forma activa. Con este tipo de actividades se refuerzan aprendizajes previos de tipo didáctico, pedagógico y social.
Valores
En una granja escuela los niños pueden aprender una serie de valores muy importantes para que desarrollen sus habilidades sociales. La experiencia les permite relacionarse con otras personas y salir de su entorno más cercano, lo que les impulsa a mejorar su comunicación para hacerse entender, y descifrar por qué es importante el trabajo en equipo, la convivencia interpersonal basada en el respeto, la escucha y el entendimiento.
Educación ambiental
Un beneficios al tener una granja dentro de la escuela, es que los niños reciben educación ambiental. Asimilan valores de tipo medioambiental, basados en la sensibilización ante los problemas medioambientales o el respeto a los animales y a la naturaleza, se fomenta la independencia y el desarrollo de propias habilidades del estudiante , a través de la interacción con las personas que les rodean, en base a sus capacidades personales; es decir, incorporan valores de colaboración, cuidado, respeto y valoración.
Contacto ambiental
El contacto con la naturaleza es fundamental durante la primera infancia, especialmente en el mundo actual en el que los niños crecen en un entorno urbano, lejos del campo, y con apenas contacto con plantas y animales, más allá de perros y gatos. Su conocimiento sobre animales de granja o cultivos está centrado en lo que les han contado, pero no suelen tener oportunidades para descubrir por sí mismos el medio natural.